No es fácil, y seguramente absurdo, tratar de
establecer los límites entre escultura y objeto surrealista, aunque Breton
parece hacerlo cuando define este último en "La situación surrealista del
objeto", un texto de 1935. Ahí hace una distinción entre la expresión
objeto surrealista en el sentido filosófico más amplio y "la particularísima
acepción que ha tenido entre nosotros durante los últimos tiempos... cierto
tipo de minúscula construcción no escultórica... pero que no por ello merece
exclusivamente el nombre que se le ha dado, nombre que sigue ostentando a falta
de una designación más precisa".Se trata de objetos encontrados en los que
el artista interviene, transformándolos en mayor o menor medida, o bien objetos
mecánicos que tienen un funcionamiento simbólico, como los de Dalí. En
cualquier caso objetos inútiles, que ya no sirven para nada, ni siquiera tienen
una función decorativa, o descontextualizados, lo cual obliga al espectador a
mirarlos de otro modo, de un modo nuevo, y provoca en él asociaciones inéditas,
pasando directamente de la actividad onírica a la realidad material. "El
objeto surrealista, dijo Breton en 1935, es aquello sobre lo que con más
interés se ha mantenido fija la mirada cada vez más lúdica del surrealismo,
durante los últimos años. Su inutilidad y su capacidad de evocación los
convierten en objetos poéticos, que permiten al espectador reconocer la
maravillosa precipitación del deseo".El momento espectacular del objeto
surrealista fue la Exposición Internacional, celebrada en enero de 1938 en la
galería Wildenstein, en París. Allí ellos eran claramente los protagonistas y no
es casual que del montaje se ocupara Duchamp, uno de sus más claros
predecesores en esta tarea, aunque tampoco hay que olvidar a Picasso. Del techo
de la sala principal colgaban más de 1.000 sacos negros de carbón, en el centro
ardía un brasero, había un estanque rodeado de hierba y una cama en un rincón.
Se llegaba por un corredor con maniquíes manipulados y en el patio estaba el
taxi llovido de Dalí, mojado, con caracoles paseando por fuera y una mujer
histérica dentro.
Para completar la noción de "objeto surrealista", ver este ARTÍCULO de Salvador Dalí, publicado en "Le surréalisme au service de la révolution", 1931
Apuntes de letras 2012

Agua salvaje, Tristan Tzara
AGUA SALVAJE (Tristan Tzara)
los dientes hambrientos del ojo
cubiertos de hollín de seda
abiertos a la lluvia
todo el año
el agua desnuda
oscurece el sudor de la frente de la noche
el ojo está encerrado en un triángulo
el triángulo sostiene otro triángulo
el ojo a velocidad reducida
mastica fragmentos de sueño
mastica dientes de sol dientes cargados de sueño
el ruido ordenado en la periferia del resplandor
es un ángel
que sirve de cerradura a la seguridad de la canción
una pipa que se fuma en el compartimiento de fumadores
en su carne los gritos se filtran por los nervios
que conducen la lluvia y sus dibujos
las mujeres lo usan a modo de collar
y despierta la alegría de los astrónomos
todos lo toman por un juego de pliegues marinos
aterciopelado por el calor y el insomnio que lo colora
su ojo sólo se abre para el mío
no hay nadie sino yo que tenga miedo cuando lo mira
y me deja en estado de respetuoso sufrimiento
allí donde los músculos de su vientre y de sus piernas
inflexibles
se encuentran en un soplido animal de hálito salino
aparto con pudor las formaciones nubosas y su meta
carne inexplorada que bruñen y suavizan las aguas más
sutiles
Versión de Aldo Pellegrini
Cómo escribir un poema dadaísta
Tome un periódico.
Tome unas tijeras.
Elija en ese períodico un artículo que tenga la extensión
que usted quiera dar a su poema.
Corte el artículo.
Corte en seguida con cuidado cada una de las palabras que
constituyen el artículo y póngalas en una bolsa.
Agite suavemente.
Extraiga luego cada trozo uno tras otro en el orden en que
salen de la bolsa.
Copie concienzudamente.
El poema será la viva imagen de usted.
Y usted será “un escritor infinitamente original y de
exquisita sensibilidad aunque el vulgo no lo comprenda”.
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