Renacimiento: un nuevo modelo de hombre
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B. Castiglione |
"Quiero, pues, que este nuestro cortesano sea de buen
linaje, que tenga buen ingenio, y sea gentilhombre de rostro y de buena
disposición de cuerpo y alcance una cierta gracia en su gesto. Que sea conocido
entre los demás como audaz, fuerte y leal al principio que sirve. Que sea, como
suele decirse, hombre de bien, es decir: prudente, bueno, valiente y dueño de
sí mismo. Creo que su principal, su verdadera profesión debe ser la de las
armas. Que sea maestro en todos los ejercicios propios de un guerrero [...].
Quiero que el cortesano sea más que medianamente instruido en las letras, en
particular, en las que se denominan bellas letras; que sepa no sólo la lengua
latina sino también la griega, por multitud y variedad de escritos divinos que
hay en esta última; que esté versado en los poetas y paralelamente en los
oradores e historiadores, y, además, diestro en escribir en prosa y verso,
principalmente en nuestra lengua vulgar [...].No estaré satisfecho de nuestro
caballero si no es músico y si, además de la capacidad y hábito de leer su
partitura en el libro, no sabe tocar diversos instrumentos [...]. Hay todavía
una cosa que estimo de gran importancia y nuestro caballero no la debe de
abandonar: el talento de dibujar y el conocimiento de la pintura [...]. Quiero
que nuestro cortesano sea un perfecto caballero en todos los aspectos, y como
es un talento particular de los italianos el de gobernar bien el caballo a la
brida, de maniobrar con los caballos difíciles y de correr lanzas y justas, que
sea en esto uno de los mejores entre los italianos. Para los torneos, los pasos
de armas, las carreras con obstáculos, que él sea de los buenos entre los
franceses [...]. Para jugar a los bastones, correr toros, lanzar dardos y
lanzas, que sea excelente entre los españoles. Conviene todavía que sepa saltar
y correr."
B. Castiglione, El Cortesano
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